Koltès fue un escritor prolífico que llegó a la escena mundial después de que una de sus obras, en la que sin duda decantaría un estilo particular, fuese puesta en escena en el Festival de Avignon. A partir de ahí su trabajo con el actor y director Patrice Chéreau sería sinónimo de éxito. Nuestro escritor fundó una forma especial de decir el mundo, realista, sí, en algún sentido, pero inmensamente poética al mismo tiempo. Como aquellas flores del mal que nos dio Baudelaire, Koltès supo sacar la belleza de los lugares transitados y dejarnos expuestos a la luz de nuestra miseria.
A diferencia del flâneur de Baudelaire, que paseaba desapercibido en la ciudad, los personajes koltesianos, son extranjeros que se destacan en los territorios por los que se mueven por ser diferentes ya sea en su apariencia o en su forma de actuar. Moviéndose en el margen, estos personajes buscan un encuentro con el otro, buscan en ese encuentro poder sentirse autónomos.