¿Merece que describa hoy los «Nuevos Microorganismos» que, desde aquella época hasta hoy, llenan listas innumerables que solo servirán para manifestar un alarde de semántica y memoria? Yo les propongo otra cosa: bucear en lo recóndito de ese ser excepcional que fue Louis Pasteur (1822-1895). Con setenta y cinco años de actividad plena, sin dudas fue un faro de luz que iluminó con intensidad divina a todas las generaciones relacionadas con las ciencias biológicas, sobre todo a las dos medicinas, humana y veterinaria.