La creciente resistencia a los antimicrobianos (RAM) se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de la salud pública mundial del siglo XXI. El uso indebido y excesivo de los antimicrobianos en humanos, animales y plantas, la falta de acceso equitativo a antimicrobianos y vacunas y la debilidad de los sistemas de salud, producción de alimentos y piensos, inocuidad de los alimentos y gestión de desechos, han incrementado la carga de enfermedades infecciosas en animales y humanos, acelerando la emergencia y propagación de patógenos resistentes. Otro de los desafíos a los que hoy nos enfrentamos es la falta de nuevos antibióticos.