A partir de las experiencias de Pasteur y de los postulados de Koch comenzó la «era de las vacunas», de la mano de la bacteriología como una de las nuevas y promisorias ramas de la ciencia. Sin embargo, es imposible pensar en desarrollar vacunas sin considerar el diagnóstico como el primer paso y, en medicina veterinaria, ambos procesos están relacionados y son dependientes el uno del otro.