Como consecuencia del deterioro ambiental que el hombre ha generado tenemos actualmente el problema del cambio climático. Desde 1992 en la reunión de Río de Janeiro, se acordó realizar acciones colectivas y cooperativas para evitar las acciones peligrosas del hombre para el sistema climático, los grandes líderes del mundo político, económico y comercial se han reunido unas 20 veces sin lograr aun ningún cambio significativo en las emisiones de dióxido de carbono, el cual junto con el vapor de agua, metano, óxido nitroso y compuestos clorofluorocarbonados están afectando seriamente el clima mundial. En los últimos quince años se han enviado a la atmósfera tanto gas de efecto invernadero como el que la humanidad entera produjo durante el siglo pasado. Como consecuencia de ello gran parte de la cubierta de hielo de la Antártida desde el 2014 esta derritiéndose, lo que significa que en los siguientes años el nivel del mar aumentará 1,2 metros o más, ocasionando enormes daños e inundaciones a las poblaciones costeras y modificando con ello la geografía global. Algunos sectores de la sociedad mundial a partir de la década del 70 comenzó a tomar conciencia de la relación existente entre los fenómenos antes mencionados y el sistema socio-económico imperante, es por ello que la educación ha tratado de diseñar estrategias alternativas en la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo caracterizado por la igualdad, la durabilidad, la eficiencia, la redistribución, la equidad, la suficiencia y la solidaridad. Al respecto se plantea que conseguir una sociedad cada vez más comprometida con el medio ambiente es un reto ambicioso que exige reformas e innovaciones en lo privado y en lo público, en lo personal y en lo institucional, en lo individual y lo colectivo, en lo educativo y en las demás esferas de la vida cotidiana sobre todo la económica. Es por ello que las instituciones de educación modernas, no solo deben de incorporar estrategias para conseguir ciudadanos ambientalmente educados, los cuales tendrán que asumir la responsabilidad de predicar con el ejemplo, desarrollando actividades que incorporen a sus estructuras organizativas nuevos modelos de gestión y nuevas formas de aprovechamiento alternativo de los recursos propios y externos. En ese sentido la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), pero sobre todo, trabajar los procesos de ambientalización de las curriculas en las IES en nuestro país, implica pensar que no se tiene que trabajar en educación para favorecer el medio ambiente, ni tampoco que esta situación y crisis es solo cuestión de dinero.