Desde la sanción de la Ley Federal de educación en abril de 1993 y la aprobación de los Contenidos Básicos Comunes en noviembre de 1994, una enorme y vertiginosa transformación ha desestabilizado muchas certezas de nuestro sistema educativo formal generando, entre todos los que estamos implicados de una manera u otra en este proceso, una sensación de incertidumbre y expectativa que ha conducido a algunos a desear íntimamente regresar a la seguridad de lo conocido. Sin perder de vista ese fondo oscuro accesible a todos con un mayor o menor grado de detalle, quisiera destacar el valor pedagógico y filosófico de algunos espacios nuevos que se han abierto en las escuelas. En particular me referiré al capítulo de Formación Etica y Ciudadana y en él, a los aspectos que competen a la Etica filosófica.