La historia de los comienzos de la confitería y el despacho de pan “El Molino” se remonta al año 1848, originalmente situada en la intersección de Rodríguez Peña y Rivadavia. Adquiere el nombre definitivo de Confitería del Molino hacia 1859. Años después, este local es comprado por un joven pastelero de nombre Gaetano Brenna, con la intención de destacarse en el mercado local de la panificación y pastelería. Con el correr de los años y atraído por la construcción del monumental edificio del congreso a pocos pasos de su local, G. Brenna adquiere varias propiedades en la esquina de Rivadavia y Callao para trasladar su confitería.