La apertura del continente historia por parte de Marx supone la eliminación de todo teleologismo. Jugando con la pregunta kantiana, podríamos decir “Si Marx ha inaugurado la ciencia de la historia ¿sobre qué base ha sido esto posible?”. La operación crítica no puede ser ya la crítica de un sujeto. O por lo menos debemos pensar en transformar este genitivo subjetivo en uno objetivo. De manera que el concepto de crítica que figura en El capital ha de comprenderse como absolutamente heterogéneo respecto del concepto kantiano. Un modo de comprender esta heterogeneidad supone concebir a la operación marxiana como un giro “anti-copernicano” (Rancière), en el sentido de que reintroduce a la subjetividad en el campo de la objetividad. Aquí se nos abren algunas preguntas: ¿Cómo pensar una crítica “no-subjetiva”? ¿Cómo desarrolla El capital de Marx esta “crítica”?