En inglés
Building the habit of critical thinking within the boundaries of public education poses a big challenge to educators. In this paper we intend to focus our analysis on the sketch, an instrument that serves as the basis for questioning and reasoning about the notion of space. It is a fact that we resort to stereotypes to draw or describe something. That is, knowledge about something blurs us to see things the way they truly are. The role of educators is, therefore, to guide students so that they avoid building a final sketch by leaving behind the personal quest and exploration that it implies.
En español
La construcción de hábitos de indagación reflexiva en la Educación Pública actual, nos enfrenta al desafío de poder capitalizar como docentes, el potencial que da la masividad en las aulas para la formación disciplinar. El objetivo es acompañar a los estudiantes en su crecimiento y el desarrollo de la independencia de criterios, para llegar a tener una actitud universitaria crítica.
Observamos en el Taller de Comunicación, que la mayoría de los estudiantes que ingresan a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, se posicionan con entusiasmo frente al desafío de poder expresar su pensamiento en dibujos analógicos. También en muchos casos, los acompaña el fantasma de no poder hacerlo: dibujar como creen que dibujan los arquitectos.
Estas reflexiones las vamos a circunscribir al croquis, como instrumento de indagación del espacio.
Éste configura un acontecimiento personal, cargado de nuestra memoria y visión de mundo. Uno de los primeros obstáculos que emergen, tal como nos advierte Betty Edward es que: la mayoría de las personas no podemos dibujar lo que vemos, lo que tenemos delante de nuestros ojos. Dibujamos los objetos como sabemos que son, con toda la información intelectual acumulada, y echamos mano rápidamente a todos aquellos símbolos gráficos establecidos en la infancia. Lo que sabemos acerca de las cosas, se interpone como una pantalla entre las cosas y nosotros, impidiéndonos verlas tal como son. [1] Frente a esta realidad, la creatividad del docente está en captar la singularidad del camino de cada sujeto. Por lo tanto la función del docente, es colaborar para que cada estudiante pueda sortear los obstáculos que aparecen en el recorrido de la tarea. Muchas veces, el alumno, no sabe de la existencia de estos obstáculos.
Si nos detenemos en el tema del croquis, el proceso cerebral llamado “constancia de tamaño” puede arruinar la percepción y construir imágenes que se conforman a partir de lo supuesto, el conocimiento previo. Un ejemplo habitual en los estudiantes es que al pedirles que dibujen un croquis peatonal de un espacio urbano, produzcan imágenes más bien aéreas, con calles y veredas que ocupan gran parte del espacio gráfico, lo que saben de la calle y de las veredas es que son anchas, largas y tienen baldosas, y acá un árbol y un auto y otro y una o dos figuras humanas… dibujando de memoria, y recurriendo una y otra vez a los estereotipos gráficos establecidos.
Y es ahí, en las intervenciones precisas y singularizadas, que provocan la deconstrucción de esos estereotipos, donde radica el aporte del saber docente en un contexto de libertad en la clase. Si no, se llega al esquema, que es la anulación del recorrido singular como búsqueda.