En todas partes, escritores y poetas han representado el espacio y vivido el mundo a través de hombres y personajes, creando imágenes entretejidas tanto entre la prosa de los cuentos como entre los versos.
En todas partes, escritores y poetas han creado espacios a través de las palabras, y con ellas han inventado y dibujado paisajes que contienen ciudades, calles que atraviesan casas, habitaciones que custodian objetos que a su vez contienen y custodian infinitos recuerdos. A través del tiempo y las estaciones, la luz y la oscuridad, los colores, los sonidos, han hablado de aquella realidad que contiene y extiende la memoria de los hombres junto al testimonio de las acciones comprendidas en su propio tiempo. Un inmenso universo de paisajes, de hombres y de cosas que definen dos niveles de representación: uno ligado al espacio físico y otro ligado al espacio mental del autor. Dos representaciones siempre coincidentes y superpuestas que se revelan en el interior de todas aquellas historias y de todas aquellas poesías donde el dibujo del espacio se superpone a la palabra que lo describe. Y viceversa.
Este trabajo, en continuidad con una investigación que he iniciado anteriormente sobre la relación entre espacio, representación y literatura7, considera los espacios de Jorge Luis Borges a través del estudio de algunas de sus obras, en particular Ficciones, El Aleph y Elogio de la sombra. Los dibujos contenidos en este trabajo nacen de las referencias culturales e ideas sobre el tiempo y el espacio que el escritor argentino revela en sus textos.