El objeto del presente trabajo es exponer sintéticamente cuáles han sido las formas de periodización en las que se ha intentado comprender esa realidad histórica que se ha llamado, indistinta y, las más de las veces, indiscriminadamente, “década”, “época”, "período”, “generación” o, simplemente, el ochenta (Ochenta u 80). Las formas designativas y lo que ellas suponen, como unidades de periodización, no han solido estar previamente definidas en su alcance, razón por la cual se han barajado, como compatibles, hechos y lapsos para nada coincidentes ni articulables entre sí. Se trataría, pues, de delimitar qué realidades estarían supuestas en cada designación, para cumplir, al menos, con el señalamiento de Bergson: “Somos libres de dar a las palabras el sentido que queramos, cuando se tiene el cuidado de definirlo”.