En esta ponencia nos proponemos reflexionar sobre nuestro rol como antropólogas, miembros de un proyecto de extensión en una cárcel semi-abierta de Córdoba. “A liberar las musas. Los museos van a la cárcel” fue avalado y subsidiado por la Universidad Nacional de Córdoba y tenía el propósito principal de acercar los museos a una población carcelaria que, mayoritariamente, no había tenido posibilidades de acceso a este tipo de espacios culturales en el transcurso de sus vidas.
Integramos el equipo de extensión 7 personas provenientes de diferentes museos de Córdoba. Los encuentros se desarrollaron en el Establecimiento Penitenciario N°4 Colonia Abierta Monte Cristo con modalidad quincenal. Además nuestra propuesta extensiva constaba de 4 visitas a museos con los presos y presas que participaban en el proyecto. Monte Cristo es una cárcel con régimen de semi-libertad con diferentes modalidades de salida para quienes allí cumplen condena. Por lo que era posible realizar las visitas en compañía del personal penitenciario y directivos del Establecimiento Penitenciario quienes se sumaron con buena predisposición.
A partir de un incidente ocurrido en agosto de 2019, se produjo “la caída de la autorización” del servicio penitenciario para que nosotros pudiéramos filmar un video, como parte de nuestra propuesta extensionista. Nos proponemos reflexionar, entonces, sobre nuestro rol como antropólogas intentando traducir e interactuar con el servicio penitenciario cuyo universo de sentidos difería del nuestro. Además dicho acontecimiento dejó al descubierto ciertos prejuicios tanto de nuestra parte respecto del servicio penitenciario y trabajadores de Monte Cristo, como de parte de ellos hacia la comunidad universitaria. Así, desentrañar esos prejuicios contribuyó a comprender nuestro lugar en la Colonia en la urdimbre de relaciones y reglas, muchas veces implícitas, del funcionamiento tanto del Establecimiento Penitenciario, como del servicio penitenciario.