En esta ponencia utilizo dos experiencias etnográficas para reflexionar sobre la discontinuidad entre intencionalidad política y capacidad de intervención. En concreto, a través de un ejercicio de reflexividad etnográfica sobre del repaso de una situación suscitada en un taller feminista con mujeres presas en la Unidad 33, que me tuvo como protagonista, buscaré visibilizar los riesgos que supone desconocer aspectos constitutivos de la realidad que se critica y se busca transformar. Además, a continuación, recuperaré el testimonio de un guardiacárcel con 10 años de antigüedad en el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) obtenido en el marco de una investigación denominada “Etnografías carcelarias”, para señalar que la voluntad de “conocer” –incluso desde posiciones que buscan controlar o dominar- al “otro” en su especificidad, puede suponer un reconocimiento políticamente imprescindible, aunque también etnocéntrico.