El Programa Acogimiento Familiar, perteneciente al Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CABA), ofrece a niños/as sin cuidados parentales la posibilidad de vivir por un tiempo en una familia de la comunidad hasta tanto se resuelva la situación que dio inicio a la toma de la Medida Excepcional de derechos. Las familias de acogimiento son acompañadas y supervisadas por el equipo profesional del Programa desde el ingreso hasta el egreso del/de la niño/a. La experiencia nos ha demostrado que se trata de una de las mejores alternativas frente a situaciones de vulneración de derechos y una opción diferente a la permanencia en instituciones, ya que procura una atención personalizada y brinda un marco de subjetivación en el seno de un núcleo familiar que ha sido evaluado y elegido para la tarea. El presente trabajo pretende circunscribir reflexiones en torno a la tarea de la supervisión de familias de acogimiento en el proceso de tránsitos de niños y niñas; así como delimitar los desafíos a los que se enfrenta este dispositivo singular de alojamiento.
Ser supervisor de familias de tránsito implica accionar dentro de la privacidad e intimidad de grupos familiares que se ahondan en esta práctica solidaria, de compromiso comunitario. Las intervenciones se llevan a cabo mayoritariamente en los domicilios de las familias acogedoras, núcleo de cuidados transitorio de los/as niños/as que se encuentran bajo una Medida de Protección Excepcional de Derechos. Hay peculiaridades propias del quehacer profesional que merecen ser descritas, habladas, versadas. A ello apuntará este trabajo, a la intervención in situ, a la complejidad del rol y a sus múltiples aristas.