El objetivo del presente trabajo se funda en una reflexión histórica y antropológica acerca de los mecanismos de gobierno y control con que las sociedades sin estado sustentan su existencia. Aún cuando nuestra mirada no pretende centrarse en la institución del matrimonio o en los ritos de parentesco entre dos linajes o segmentos, es necesario rescatar que la importancia de aquellos espacios relacionales se funda en que constituyen la base para asegurar la reproducción del grupo, su cohesión, la paz con los vecinos y el control de un recurso ecológico.
Ante tal panorama se vuelve relevante la elección de un contexto geográfico y cultural donde dirigir nuestra mirada.
El que seleccionamos aquí no es uno inexplorado o desconocido, ya antes otros han cubierto sus extensiones y, de modo fortuito o intencional han dejado para nosotros un acervo elocuente y emotivo de sus experiencias y de las formas específicas de las sociedades con que se encontraron. Para el caso de la presente investigación, la Patagonia argentina y uno de sus pueblos convocan nuestro interés. Claramente no me encuentro en posición para detallar la raíz de tal llamamiento, surge, quizás como una respuesta empática a las letras que en el pasado los visitantes de esas regiones australes nos legaron; quizás como un desafío por conocer de alguna manera aquellas vastedades, por revelar en su seno la contradicción de una región mal llamada desierto y de sus hombres mal llamados salvajes.
Los testimonios que relevamos en esta ocasión guardan relación con las sociedades indígenas que habitaban las pampas y la Patagonia argentina, durante parte de los siglos XVIII y XIX.
Asistiremos a aquel espacio, contando con los relatos vívidos de los viajeros que cruzaron tal área. Algunos, motivados por la aventura, como Musters; por el reconocimiento científico de estas tierras indómitas, como D’Orbigny; por la esperanza de una tierra prometida y libre como los galeses del Chubut; o simplemente arrastrados por la mala fortuna, como Guinnard, entre muchos otros, nos legaron testimonios y experiencias que nos atrevemos a evaluar como género literario y fuente histórica a la vez. Estos viajeros, observadores y pasajeros, tuvieron la oportunidad de apreciar los modos y costumbres de diversos pueblos. Sus relaciones, sus conflictos, fiestas, pactos y alianzas. La presente ponencia transcurre en aquel espacio relacional y algunas de sus salidas y protagonistas.
Concluimos que en los valles y puestos fronterizos se externalizaron diversas modos de control y regulación de los ritmos de paz y guerra, los que no excluyendo contradicciones, escaramuzas y violencia por parte de unos y de otros, sí nos ponen sobre la pista de modos de gobernabilidad dentro de la sociedad tribal tehuelche. Postulamos que el papel que jugaron tales mecanismos de regulación estuvo altamente concentrado en la figura de los caciques, el liderazgo y algunas de sus manifestaciones.
En efecto, eso será lo que relevaremos de las fuentes consultadas. No para trazar una estética de la vida en los toldos, sino para acercarnos aunque sea un poco a sus formas de gobierno y el modo en que éstas fueron percibidas por los recién llegados.