La ponencia busca establecer puentes de diálogo entre el conocimiento etnográfico y la filosofía contemporánea de Karl Jaspers, reflexionando en torno a su idea y propuesta existencial del ser humano presentes en Psicologías de las concepciones de mundo (1967). Esta obra tiene variadas posibilidades de investigación y profundización en las formas del ser que aportan directamente al desarrollo del conocimiento etnográfico. Y aunque Jaspers no habla explícitamente sobre etnografía, se refiere extensamente sobre el conocimiento y desde donde este se despliega –desde los límites del saber científico–, mostrándonos la inocencia que hay en modos de conocer empíricos y lógicos si no se profundiza en la existencia.
El existencialismo de Jaspers no solo es capaz de develar actitudes profundas y visiones de mundo presentes en la historia de la filosofía, entre personalidades e individuos, sino que, al mismo tiempo, es acogedor con todos los devenires de la existencia humana sin descartar ningún aspecto de la ―otredad‖. Esto convierte las ideas de Jaspers en una gran oportunidad de aprendizaje para quienes se dedican y tienen el interés de conocer a un ―otro‖ a través de un proceso directo, sin mediar ningún instrumento o sentido, solo con su conciencia y mismidad, permitiéndonos reflexionar sobre las siguientes preguntas; ¿hasta qué punto la disciplina etnográfica es una ―envoltura‖, o un ―cascarón‖ en sentido jaspersiano, según su devenir originario y actual? y ¿qué posibilidades tiene el etnógrafo/a de participar de este cascarón o buscar otras salidas, síntesis, metamorfosis, fusiones, que nos consientan aproximándonos a ―ser sí mismos‖? y ¿Podemos conocer a un ―otro‖ de forma densa, desde una mirada empírica? Según las preguntas planteadas revisaremos, desde distintos ángulos, el conocimiento de un ―otro‖ de la perspectiva empírica, contrastándolas con las ideas existencialistas de Jaspers, desde los orígenes como disciplina en las academias científicas de Europa en el siglo XVIII, pasando por Franz Boas y sus discípulos en el siglo XX, en busca de una etnografía existencialista, que busca ir más allá de la descripción de un sacrificio ritual en un contexto, espacio y tiempo determinado, más bien, requiere imperativamente un sacrificio interno del ―ser sí mismo‖ del propio etnógrafo.