Los comienzos del siglo XIX fueron vertiginosos en Buenos Aires y estuvieron enmarcados en una sucesión de acontecimientos en los que la situación europea repercutió de manera extraordinaria. Variados hechos sucedieron en un plazo demasiado breve: las tropas británicas desembarcaron a escasos kilómetros de Buenos Aires en la localidad de Quilmes el 26 de junio de 1806, y entre esa fecha y el 14 de agosto del mismo año los ingleses ocuparon Buenos Aires; el Virrey Sobremonte huyó a Córdoba con el tesoro real para evitar que cayera en manos de los enemigos, y los criollos, ante la inviabilidad de negociar la independencia con los invasores decidieron actuar sobre las tropas de ocupación. Obviamente, los sucesos posteriores a las invasiones inglesas modificaron de plano a toda la sociedad rioplatense y también alteraron el rumbo político-social dentro de la región.
Sin embargo, fue a mediados del siglo XVIII cuando Buenos Aires había comenzado a cambiar en todos sus aspectos. En primer lugar el conflicto de la España Borbónica con Inglaterra y Portugal llevó a introducir cambios profundos en la política española para el control estricto de las colonias en los bordes del imperio. La creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y la extensión de la ordenanza de libre comercio dos años más tarde otorgaron un gran empuje a la ciudad. De este modo, Buenos Aires pasó a ser un activo polo de atracción tanto para los migrantes internos como para los externos del imperio español. Todos estos motivos provocaron mutaciones a nivel político, social y arquitectónico dando lugar a un crecimiento único para una ciudad hispanoamericana entre 1770 y 1810.
El arribo constante de portugueses, italianos, franceses e ingleses a Buenos Aires refleja un mundo en el cual todos encontraban un lugar adecuado. La inserción dentro del mercado de trabajo, los oficios y las artesanías nos permite esbozar nuevas miradas sobre los extranjeros de Buenos Aires hacia la primera década del siglo XIX ya que para estos individuos que buscaban su lugar dentro de la sociedad, el impacto del crecimiento urbano pareció ser una tentación superior al impacto político de los sucesos previos a la Revolución de Mayo.