Desde 1930, en un contexto nacional de industrialización por sustitución de importaciones, se establecerían nuevas estrategias para diversificar y aumentar ciertos rubros de la producción agroindustrial, tanto en áreas pampeanas como extrapampeanas. Las políticas activas desarrolladas por el Estado Nacional cumplirían un papel crucial en ese sentido. En relación a las mismas se observarían incrementos en la superficie cultivada con olivo en La Rioja, Catamarca, provincias cuyanas y el surgimiento de nuevos centros productores en Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fé y Tucumán. Particularmente en La Rioja, el impulso a la investigación agronómica -desplegada como parte de esa política estatal- tendría una incidencia significativa en el desarrollo olivícola regional. La tradicional producción local del olivo -comercializada en pequeñas proporciones en circuitos locales, como parte de una economía doméstica diversificada- daría lugar a un proceso de especialización regional y a una integración a las cadenas agroindustriales nacionales.
¿Cuáles fueron las políticas implementadas? ¿Qué impacto regional tuvieron? ¿Cuál fue, en definitiva, el alcance de la expansión y la modernización agraria en torno al olivo? En el nuevo espacio de valorización del capital agro-industrial que se abría, ¿cuál fue la configuración social agraria emergente? ¿Fueron las antiguas formas productivas destruidas o más vale remodeladas?. Estos son los interrogantes centrales que han orientado el desarrollo de esta investigación. A partir de estos se estructuraron tres ejes en la indagación: los contenidos de las políticas llevadas adelante tanto desde la esfera nacional como provincial, su incidencia en el alcance y tipo de expansión basada en el olivo y en las transformaciones ocurridas a nivel de la estructura social agraria.