El tomate (Solanum lycopersicum L.), especie hortícola de importancia Nacional y mundial, ha sido gravemente afectada por diferentes enfermedades, destacándose el marchitamiento y cancro bacteriano (Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis). Ésta puede encontrarse en semillas, rastrojos o malezas, ingresando por aberturas naturales o heridas. Su manejo consiste en el control cultural o químico, siendo éste último cuestionado por sus efectos negativos en la salud y el ambiente. El Manejo Integrado de Enfermedades (MIE) implica el uso de todas las herramientas disponibles para reducir la incidencia de enfermedades a un nivel tolerable considerando la sustentabilidad ecológica. Una herramienta es el biocontrol que consiste en la reducción del patógeno, utilizando organismos antagonistas como especies de Trichoderma. Otra herramienta es la biofumigación que libera al suelo compuestos volátiles provenientes de residuos vegetales que inhiben fitopatógenos. El objetivo del estudio fue “Evaluar el potencial de la biofumigación y el uso de Trichoderma harzianum para el control del marchitamiento y cancro bacteriano del tomate causado por C. michiganensis subsp. michiganensis en un cultivo comercial de tomate”. Se realizaron ensayos in vitro donde se evaluó el crecimiento del patógeno y del antagonista, solos, combinado con una crucífera. Luego se evaluó la severidad de la enfermedad y el número y peso de frutos por planta de tomate en invernáculo, donde los tratamientos fueron: plantas de tomates inoculadas con Cmm en presencia o no de dos cepas de T. harzianum solas y en combinación con biofumigación. En los resultados in vitro se evidenció el efecto sinérgico entre antagonista y biofumigación reduciendo significativamente el crecimiento de Cmm, concordando con lo evaluado a campo, pero sin aumento significativo del rendimiento. Finalmente, se puede afirmar que la combinación de T. harzianum con biofumigación podría ser una alternativa incluida a un plan de MIE en el cultivo de tomate bajo cubierta.