Los procesos políticos, culturales, económicos que permitieron el surgimiento de las naciones y, con ellas, el de los sistemas educativos marcan un momento de la historia que resulta crítico en el análisis de las transformaciones sociales. La historia de la escuela moderna es la de una fuerte apuesta de un proyecto histórico y contingente que sin embargo logra constituirse en el imaginario como evidente y necesario. La simultaneidad sistémica ha sido uno de los operadores centrales de la modernidad pedagógica y escolar, y puede definirse como “el dispositivo por el cual toda la actividad escolar se homogeiniza para un tiempo y espacio determinados”.