La industria de los aceites en la República no se ha desarrollado en la medida que permitida suponer la potencia productora de plantas oleaginosas que grandes regiones del país han demostrado en certámenes nacionales y provinciales. Si el maní, el lino y el algodón merecen ser considerados como excepción a esta regla y la fabricación del aceite de ricino es ya hoy una promesa para un futuro próximo en manos de una empresa poderosa, en cambio la oliva parece completamente descuidada y el aceite importado domina en el mercado, sin que nada permita prever un cambio en este estado de cosas. Es por esta circunstancia, que cualquier iniciativa merece ser notada y estimulada, abriendo el camino a los ensayos en grande escala cuya ausencia actual nada puede justificar. Y por tal razón, cuando el diputado nacional doctor José Fonrouge nos hizo saber que había preparado aceite virgen de oliva con la cosecha del corriente año, en su chacra de La Plata, nos apresuramos a pedirte una muestra para realizar un estudio químico bastante completo, que nos permitiese fijar las constantes físicas y químicas del producto, sin despreciar la determinación de aquellos de sus variables que ilustran respecto de su valor como aceite comercial.