La era actual demanda imperiosamente que seamos innovadores. Desde la construcción de megaproyectos para infraestructura, pasando por la creación de nuevas ideas, productos y servicios de alcance mundial, hasta la modernización de los modelos de negocio y las estrategias para ofrecer nuevas experiencias al usuario en las tiendas pequeñas de la esquina de nuestro hogar. Esto supone conocer y apropiarse del “estado del arte”, hacer un uso eficiente de las últimas tecnologías, analizar las nuevas líneas de investigación que producirán grandes cambios en el corto y mediano plazo, y aprovecharlos como plataforma para la innovación. En este aspecto, el sector educativo es uno de los más retrasados en la incorporación de nuevas tecnologías, tanto en los nuevos enfoques pedagógicos como en los dispositivos tecnológicos, aplicaciones de software, redes sociales y modos de interactuar utilizando comunicaciones mediadas por tecnologías.