La literatura infantil permite el descubrimiento de un mundo nuevo a niños y niñas de diversas edades. Las canciones de cuna, los poemas, las rimas y los cuentos no solo son placenteros, sino que además acompañan el proceso de adquisición de la lengua primero y el proceso de alfabetización más adelante, contribuyendo en la ampliación del vocabulario, el desarrollo de la conciencia fonológica, la apreciación del ritmo y el aprendizaje de la macroestructura coherente de un texto. Desde muy temprana edad, vemos que el objeto libro favorece el desarrollo de la motricidad, la asociación de imágenes con palabras o escenas, la identificación de las primeras letras y palabras, entre otros beneficios. Además, los niños y niñas fortalecen el desarrollo emocional, social, cognitivo y moral, como explica Berta Braslavsky en una entrevista dada a la Fundación Leer.