Abordar las transformaciones culturales desde la comunicación y la educación nos permite recuperar, analizar e interpretar los distintos escenarios que configuran a lxs sujetxs y condicionan los modos de ver e intervenir en el mundo. En ese sentido, la cultura mediática y el mercado se erigen como lugares clave de constitución de identidades y se perfilan como elementos protagónicos del contexto. Analizar estos procesos desde la comunicación, la cultura y la educación nos da la posibilidad de recuperar el eje de las tecnicidades como elemento de transformación y de producción de nuevos sentidos sociales y culturales posibles. La educación, entendida como proceso en su historicidad e institucionalización, ha tenido como característica central la necesidad creciente de garantizar la conservación de la cultura y la sociedad en vistas a un tipo específico de sujetx y de proyecto. El actual escenario de cambios muestra que lo permanente es el proceso mismo de la transformación, que tiene implicancias directas en las renovaciones periódicas de los currículos y en mecanismos permanentes de actualización. La presencia cada vez mayor de la tecnología digital en la vida cotidiana está borrando los límites tradicionales entre lugar/espacio; producción/consumo; actos únicos/ simultáneos; tiempo síncrono/asíncrono; personas/instituciones; libertades/restricciones.
En el marco de este debate, asumimos las prácticas culturales como espacios configuradores de la subjetividad. Por ello, a lo largo del proceso formativo en la materia, nos abocamos a indagar cuáles son esas prácticas sociales en las que están inmersos los jóvenes, qué procesos permiten inferir y qué conceptos desarrollar para que, a su vez, nos permitan postular nuevas categorías de análisis para abordar la complejidad del mundo actual.