Un tema que abruma a todo estudiante es el que le plantea la “bolilla primera” del programa: objeto de la ciencia que estudia y relaciones de ella con disciplinas afines. Generalmente, los textos y los apuntes le ofrecen dos caminos y un atajo. El primer camino consiste en una somera enumeración de enfoques y teorías, que nada aclara ni compromete; el segundo, se engolfa en una lista minuciosa y fatigante, donde se analiza el pro y el contra de las escuelas en pugna; al atajo, en cambio, se limita a aceptar una posición como la única posible, englobando a las restantes bajo el rubro brumoso y despectivo de “teorías tradicionales”. El problema se agudiza cuando se procura deslindar las diversas ciencias sociales, ya que todas y cada una estudian la conducta social de los hombres desde diversos ángulos, ofreciendo límites poco precisos, cuando no manifiestamente sobrepuestos.