Las informaciones falsas en la red forman parte de un ecosistema complejo de información que exige analizar tres elementos: a) los diferentes tipos de contenidos creados y compartidos; b) las motivaciones de las personas detrás de este contenido; y c) los modos de distribución de este contenido (Wardle, 2017) y su potencial viralización en las redes sociales.
Las informaciones falsas son narraciones que se construyen sobre afirmaciones virales y rumores exagerados; estas también forman parte de informes engañosos y avisos digitales, cargados de errores ortográficos y con una edición—a veces—de mala calidad, distribuidas como noticias o publicidad por correo electrónico, en páginas web y en redes sociales. A lo largo de estos años han recibido diferentes nombres “fake news” o noticias falsas, “hoax” o bulos (falsas alarmas), cadenas falsas, propagandas o simplemente desinformación.