Desde la concepción de un guion, hasta la postproducción, todas las etapas y procesos intermedios, que componen la creación de una obra audiovisual, van imprimiendo un valor comercial en la misma. Este valor no es fijo y fluctúa según la fase de producción en la que se encuentre el film. También las influencias del mercado profesional como participación y premiación en festivales internacionales, academias y/o críticas de medios de comunicación. En conjunto todo hace que, como cualquier otro producto, una película se describa por una cadena donde se va ‘sumando’ o‘restando’ el valor que adquiere en su exposición pública. Con el tiempo, la misma podrá degradar su valoración y pasar a formar parte de un catálogo o incrementarse hasta transformarse en una obra de culto, incluso hasta convertirse en una franquicia con posibilidades de remake basadas en la obra original.
Si bien cada película cuenta con un recorrido diferente y resultados variados, se espera, que los valores adquiridos a lo largo de su vida útil, puedan generar condiciones para una recuperación económica o ganancias. Así, en mayor o menor medida, se comporta el mercado para producciones reconocidas como mainstream, comúnmente nombradas como cine comercial, y Art- house, también llamadas producciones independientes o de cine de autor.
Pero... ¿cómo funciona esta dinámica para producciones de cine amateur? ¿Cuál es el valor comercial de un film realizado por estudiantes o aficionados? ¿Existe un circuito de exhibición y distribución para estos contenidos? ¿Qué importancia tiene el género del film en esta etapa?
En este ensayo reflexivo se busca responder a estas preguntas tomando en cuenta las experiencias recibidas con el cortometraje “Leyenda” en su recorrido por festivales y muestras nacionales e internacionales.