Como en todos los deportes de perfil intermitente, el fútbol presenta una alta exigencia física, obligando a los participantes a estar en óptimas condiciones para contrarrestar las diversas situaciones que el juego presenta. El árbitro viéndose condicionado por las conductas motrices que adoptan los futbolistas, debe tener una excelente condición física para sostener el ritmo del juego con un correcto desempeño arbitral, teniendo en cuenta que estos son de 10 a 15 años mayores que sus contrapartes (Weston, Castagna, Impellizzeri, Rampinini, & Breivik, 2010).
Las demandas físicas de los árbitros durante los juegos son similares a las de los futbolistas, presentan un consumo máximo de oxígeno (VO2máx) de 59 ml·kg-1·min-1, dependiendo de la edad y nivel de competencia (Rebolé, Castillo Alvira, Cámara Tobalina, & Yanci Irigoyen, 2016), las distancias recorridas son alrededor de 12 km, de los cuales 900 m lo hacen a altas intensidades y llegan a realizar en promedio 30 sprint por partido (Weston, y otros, 2012; Weston, Castagna, Impellizzeri, Rampinini, & Breivik, 2010). La distancia total recorrida, la velocidad máxima de sprint y la cantidad de sprint por partido disminuye a medida que aumentaba la edad de los árbitros (Weston, Castagna, Impellizzeri, Rampinini, & Breivik, 2010).
Diversos autores sugieren que la cantidad de ejercicio de alta intensidad es el mejor indicador de los períodos demandantes del juego, puede verse una disminución del rendimiento físico tras un período de ejercicio intenso (Mallo, García-Aranda, & Navarro, 2006). Krustrup & Bangsbo (2010) observaron que durante gran parte de su recorrido los árbitros mantienen una elevada frecuencia cardíaca y concentraciones elevadas de lactato sanguíneo, lo que refleja una pronunciada contribución energética aeróbica, con episodios considerables de aportes anaeróbicos.
Entendiéndose que los períodos de alta intensidad son los más demandantes del juego, se analizaron los efectos fisiológicos de dos métodos de entrenamientos del HIT (entrenamiento de alta intensidad), los métodos intermitente e intervalado de alta intensidad. Algunas de las mejoras del HIT son: el aumento de la capacidad oxidativa muscular que va de 10% a 35% después de solo 2 semanas de entrenamiento y se asocia con una capacidad mejorada para oxidar grasas; el aumento del contenido de glucógeno; la reducción de la tasa de utilización de glucógeno; y la producción de lactato durante ejercicios de trabajos combinados (Gibala, 2007).
El ejercicio intermitente “aeróbico” e intervalado son de igual orientación funcional, corresponden al grupo de los trabajos denominados “fraccionados”, en el ejercicio intermitente se observa la alternancia de ejercicio intenso (100% VAM o más) y breve con ejercicio más suave, esto implica de manera diferente al VO2máx y acentúa los efectos de entrenamiento a nivel muscular. Mientras que en el ejercicio intervalado el esfuerzo se realiza con intensidades entre el umbral láctico y el VO2máx y la duración de la carga puede llegar hasta los 5 minutos, provoca fuertes adaptaciones cardiovasculares, principalmente en la fracción de eyección sistólica y el Pulso de O2 (Casas, 2008).
Aviándose revisado en la literatura diferentes autores, se considera que un programa de HIT logra mejoras en la capacidad para realizar carreras de alta intensidad (Weston, Helsen, MacMahon, & Kirkendall, 2004), por tal motivo, el propósito de este trabajo de investigación consiste en comprobar cuales de los métodos del HIT (intermitente e intervalado de alta intensidad) logra mayor incremento sobre la capacidad de repetir aceleraciones en los árbitros de fútbol de la Asociación Civil de Árbitros Casildense.