La destacada obra arquitectónica y educativa de Leopoldo Rother tiene su máxima representación en el Campus de la Universidad nacional de Colombia en la sede Bogotá, su legado edilicio a menudo es ejemplo buena construcción y diseño siendo muy acertadas las disposiciones espaciales que se enriquecen cuando factores externos como el sol y el viento interactúan y se vuelven protagónicos en la percepción y sensación que se tiene de estos lugares.
Tal es el caso del edificio Insignia de la Faculta de Ingeniera 401, que después de 70 años fue sometido a una remodelación, de las cosas que dejó ver fueron las ventajas del diseño y orientación.
De un modo muy coloquial y hasta “inocente” si se quiere llamar el arquitecto fue durante sus años de docencia un precursor de la idea de leer el entorno y usarlo en los diseños, mediante fichas dibujadas a mano con recomendaciones de orientación, trayectorias solares, detalles de ergonomía, y jerarquización de espacios hacía las veces de juglar del pensamiento bioclimático, eso precisamente es lo que llama la atención en la arquitectura de Rother , sus edificios son una oda al entendimiento del entorno y las condiciones naturales en la que están.
La idea central es mostrar de una forma objetiva los principios que tanto promulgó y dió a conocer entre sus alumnos y conocidos, evaluarlos bajo la lupa de la contemporaneidad legislativa, tecnológica y bioclimática, saber si están vigentes y rescatarlos de ser necesario para poder implementar algunos de ellos o recordarlos como parte de los fundamentos de climatización pasiva, capaz de cumplir con las calidades exigidas hoy en día. Gran herencia la dejada por Rother.