En este trabajo proponemos retomar la imagen-idea que encuadra la pulsión comunicante habitando en el magma del inconsciente de cada persona.
Una nena de seis años dibuja una letra A, en el vidrio de la luneta del auto, en un día lluvioso. A simple vista, no habría nada de peculiar en la escena, salvo por el detalle de que la nena es ciega.
Más allá de lo que pueda sorprender a un eventual espectador, lo que llama la atención de la nena, es que su madre, quién conduce el auto, discute afanosamente con otra persona que la interroga poniendo en serias dudas el sentido de que la nena, siendo ciega, dibuje algo que no ve. La nena no entiende demasiado bien las palabras, ni los argumentos. Un poco por edad, un poco porque está empeñada en que la letra le salga bien. Pero sí entiende los tonos. Y le alegra que su madre siga empeñada en defender lo que ella hace porque, sin saberlo, con ese simple modo de delinear con su dedo sobre el vidrio, está inaugurando una concepción del mundo.
El punto de partida se apoya en la fórmula de la Heurística como “momento de descubrimiento e invención”.
Momento de descubrimiento: en el sentido de contacto con la realidad sensorial del espacio.
Momento de invención: en cuanto a la representación mental del espacio.