La lengua latina no es una lengua muerta, como erróneamente se afi rma, sino una lengua no hablada, pues ella sobrevive en los numerosos documentos y testimonios escritos, en las lenguas modernas que de ella derivaron y en innumerables términos científi cos y técnicos. Solo son lenguas muertas aquellas de las que no sobreviven ni sus hablantes ni sus testimonios escritos, como lo son ciertas lenguas indígenas de América o África.
El latín, en su variante popular o vulgar, es la madre del castellano y de las lenguas romances, que son el italiano, el francés, el portugués, el rumano, el catalán, el provenzal, el sardo.