Otra reforma que importa introducir, es la siempre reclamada de simplificar mucho los programas, descargándolos de todo enunciado que dé lugar a que los profesores descuiden el espíritu de la enseñanza, y por lo tanto el método, porque se consideran obligados, y así lo exigen a veces las autoridades superiores, a tratar en clase todos los puntos que aquél enumera. Sabemos bien que, en el fondo, el éxito de la enseñanza depende de los hombres que la tienen a su cargo y- no de la letra de los programas.