En corrección de la pedagogía romántica y sentimental de Pestalozzi y Rousseau, vino la pedagogía intelectualista de Herbart.
La primera, tendía siempre a la naturaleza y se servía de la intuición como instrumento ; la segunda, consideró como su fin la moralidad individual, y su instrumento psicológico fué la percepción. Nuestra pedagogía dará un paso más, y de intelectualista se convértirá en idealista. Se servirá también de la ética y de la psicología; pero diferentemente. La psicología. será superada; se aceptará en su totalidad la teoría de Herbart, procurando completarla. He aquí sus postulados:
La pedagogía se basará en la filosofía sirviéndose de la ética y de la psicología.
La ética tendrá por norma la superación de la personalidad en beneficio de los resultados de la humanidad.
La psicología dará más valor a la función del espíritu que a su contenido.
El maestro es el hombre que por abundancia de ciencia enseña, así como el poeta es el hombre que canta ex abundantia cordis (o bien por abundancia de sentimiento y de inspiración).
La escuela será Jugar de perfeccionamiento de maestro y discípulo; ha de ser escuela creadora; será considerada como taller, como laboratorio psicológico y como reformatorio espiritual.
El método ha de ser sentido y creado; el instrumento sólo tiene valor para el que lo inventa o para el que lo emplea en actitud de creación.
En la aplicación de todo procedimiento, el educador buscará tanto la perfección de los alumnos como la suya propia.
Entendida en tal sentido, la pedagogía es la síntesis de los elementos contrarios: maestro y discípulo.
La máxima fundamental es la obra de la propia educación.
La consecuencia metodológica que de ahí se deduce, es la disipación de la pedagogía como ciencia o actitud de dar a otro cosas que se tienen. La educación será obra de creación; se educará como se inventa. Tal actitud de la ciencia pedagógica, incluye definitivamente a ésta en la ciencia de la invención o Heurología.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)