Este artículo indaga las características de la radicalización política en el movimiento estudiantil de los Estados Unidos y sus repercusiones en la instrumentación de políticas de persecución e infiltración por parte de las agencias represivas federales. La investigación pretende contrarrestar un sentido común construido sobre el funcionamiento de las instituciones americanas. Dicha construcción, idealizó sus virtudes como escudos protectores de la disidencia y garantes del pluralismo y la tolerancia. El examen crítico del pasado registra, aun reconociendo el gradual progreso en la obtención de los derechos civiles, la perdurabilidad y, en algunos casos, el recrudecimiento de las prácticas macartistas de organismos gubernamentales como la Agencia Federal de Investigaciones (FBI). En el núcleo de esta estrategia, el trabajo analiza el despliegue de un programa de hostigamiento y acción encubierta contra activistas estudiantiles e integrantes de los grupos de la nueva izquierda. Su aplicación fue causante de la violación de los derechos y garantías de numerosos ciudadanos americanos.
Algunos interrogantes precisarán los contenidos del objeto de investigación.
¿Cuáles fueron los acontecimientos de la conflictividad social norteamericana que nutrieron a los movimientos estudiantiles y atizaron los dispositivos represivos de las agencias de control social? ¿Sobre qué actores y organizaciones específicas se instrumentaron las prácticas anticomunistas? ¿A través de qué procedimientos se pretendió la destrucción de los grupos de la nueva izquierda?