En este capítulo el autor advierte que en la región proliferan disposiciones, declaraciones y foros a través de los cuales, bajo referencias genéricas a “lo social”, se van engrosando y diversificando las actividades de organizaciones o esquemas de integración económica. Como punto de partida propone un relevamiento de las iniciativas dadas a conocer especialmente durante los años 2010-2012 dentro de distintos marcos institucionales: SICA, CAN, MERCOSUR, UNASUR, CELAC y SELA. Pone en evidencia que la dimensión social ya no puede dejar de ser considerada e interroga ¿a qué se debe tanto énfasis en la formulación, dentro de los marcos de integración económica, de metas y programas relativos a la seguridad alimentaria y la nutrición, a la salud, a la seguridad personal, a la neutralización de los efectos del cambio climático y desastres naturales y a una variedad de temas encuadrados como “sociales”? Al respecto parece que América Latina ha llegado a una situación de tal deterioro y vulnerabilidad desde el punto de vista de las condiciones de supervivencia, que si no son adoptadas medidas apropiadas los mismos procesos de integración económica se constituirán en un cauce o vía de difusión o contagio y hasta realimentarán esas condiciones de deterioro y vulnerabilidad. En dicho contexto los dispositivos de la integración económica y comercial no sólo resultan inoperantes para contrarrestar la problemática social sino que los mismos procesos de integración económica pueden ser utilizados precisamente con el fin de consumar un mayor daño a las sociedades nacionales involucradas. A continuación plantea la necesidad de ensayar un ejercicio de inmersión en las agendas sociales de los procesos de integración regional y subregional. Desde una mirada sociológica, el autor sugiere que parecería estar seriamente afectada la dimensión que, a partir de las contribuciones de la teoría clásica, se conoce como “cohesión social”. Plantea qué podría hacerse desde las organizaciones y esquemas de integración económica para elaborar y luego implementar agendas destinadas a neutralizar o al menos paliar los problemas sociales que afectan la cohesión social en los países miembros. En la búsqueda de orientaciones, repasa los principales enunciados producidos en la CAN, MERCOSUR, SICA y UNASUR durante el trimestre mayo-julio de 2011. Comparando los textos, identifica las áreas de preocupación y sugiere la conveniencia de trabajar alrededor de tres tipos de manifestaciones “sociales” vinculadas a las acciones de integración.