Con la necesidad de lograr mejores prestaciones en las mezclas asfálticas, como consecuencia de las mayores exigencias que nuestros caminos han experimentado, se han diseñado asfaltos modificados por la incorporación de polímeros, los cuales evidencian una mejora en sus propiedades.
La constitución de un asfalto, actualmente basada en el modelo microestructural, es descripta como una distribución continua de moléculas de diversos tamaños y funcionalidades que difieren en su polaridad. Este modelo permite explicar el comportamiento reológico de los asfaltos como un fluido viscoelástico. Dicho comportamiento depende fuertemente de la temperatura.
Se observa que a muy altas temperaturas el sistema se comporta como un fluido Newtoniano, y la relación viscosidad-temperatura puede expresarse mediante una ecuación tipo Arrhenius, con una energía de activación característica del sistema. A temperaturas intermedias – por encima de la temperatura de referencia 60 ºC - el comportamiento del sistema es mejor descripto por la expresión de Williams-Landel-Ferry (WLF). A temperaturas inferiores a 60 ºC se estima que el efecto de la temperatura sobre la viscosidad sigue nuevamente una ley de Arrhenius, con una energía de activación a determinar.
La evaluación de la misma, a partir de medidas viscosimétricas realizadas por encima de la temperatura de referencia, dará información relevante respecto al comportamiento reológico del sistema a bajas temperaturas.