Al pensar en un libro lo primero que visualizamos seguramente es una imagen conocida y tangible de los que han circulado a nuestro alrededor, a veces como un objeto entre tantos, o quizás las más de las veces como nuestra mejor compañía en momentos únicos. Pero ellos no han tenido siempre la apariencia que hoy nos resulta habitual ver, en el principio de los tiempos de su existencia se podía apreciar como libro al conjunto de palabras manuscritas o tipográficas plasmadas sobre un soporte contenedor de tintas y letras y eso era todo. Realmente su cuidado y preservación resultaban difíciles dada la fragilidad de la existencia en la que se encontraban sometidos al deterioro.