A través del siglo xix lia ido cimentándose, hasta adquirir las características de un axioma, la idea de que nada contribuye en mayor grado a la prosperidad de los pueblos y al bienestar general como la educación de los individuos. Además, el progreso de las ideas democráticas determinó un movimiento general de la política europea, americana y japonesa hacia la extensión de los beneficios de la escuela, especialmente de la elemental, a las capas populares de la estructura social, movimiento que se polarizó en las leyes de instrucción obligatoria, que rigen en la mayor parte de las naciones modernas.