Con mucha frecuencia, los italianos usan el refrán : fare orecchie da mercante, para designar la actitud de una persona que se hace la sorda, que afecta no oír o no comprender algo que concuerde poco con sus intereses. A decir verdad, este refrán ha nacido de la observación de la psicología del comerciante que se caracteriza por el predominio —si no por la exclusividad— de los actos que tienden a asegurarle una mayor ganancia; el interés lo guía y su conducta, frente al cliente, parece indicar una abdicación de las convicciones personales de religión, de política y de gustos.