Didier Eribon ha sostenido que los grandes escritores son a la vez grandes teóricos porque proponen nuevas manera de percibir y pensar los procesos de construcción de identidades. En este sentido, Eribon considera que escritores como Proust o Genet han desarrollado, extensamente, distintas aproximaciones teóricas sobre temas de género y de sexualidad incluso más interesantes que aquellas que ha elaborado el discurso psicoanalítico.
Así podemos considerar que En busca del tiempo perdido ha desplegado distintas aproximaciones al tema de las identidades sexuales adelantándose varios años a la propuesta de crear programas académicos e incorporar contenidos de estudios de género y teorías queer en las cátedras de las universidades.
Todos coinciden en que el retrato del homo-erotismo femenino que encontramos a lo largo de En busca del tiempo perdido es uno de los más notorios y complejos de la literatura modernista y ha cumplido un rol determinante en la formación del canon de imágenes lésbicas de la literatura.
Nuestro interés consistirá en brindar algunas notas sobre la representación que hace Proust de la posible homosexualidad de Albertina para mostrar algunos elementos mitológicos y fraudulentos sobre los que, creemos, se funda dicha representación y que todavía son funcionales en algunos productos de la cultura popular actual.