Las nuevas tecnologías suponen una forma más sencilla de ejercer nuestros derechos de libertad de expresión o de libertad de información, entre otros. Pero, a su vez, también facilitan la labor de los delincuentes para llevar a cabo las conductas que ponen en peligro otros derechos, tales como la propia imagen, la intimidad, el honor y la protección de los datos personales. Dada la concienciación de este tipo de peligros, se demandan mecanismos que ofrezcan tutela a los derechos fundamentales. El uso de programas de inteligencia artificial como herramienta de trabajo para los jueces a la hora de determinar la predicción delictiva, es decir, la probabilidad, la peligrosidad criminal es una materia compleja porque normalmente se asocia con la aplicación de medidas de seguridad como una consecuencia jurídico penal junto con las penas y otras menos relevantes, ya no en el proceso penal, sino en el período de ejecución de la pena.