Venimos de una experiencia inédita. La irrupción de una pandemia que perturbó la vida en el planeta entero, nos colocó en una situación que afectó los vínculos humanos de modos nunca antes experienciados.
La vida cotidiana de toda la población cambió bruscamente, los modos de comunicación entre las personas dejaron de ser presenciales para convertirse en virtuales afectando la totalidad de las relaciones sociales: familiares, laborales, productivas, educativas.
Comenzamos a vivir nuevas formas de vincularnos en el mundo, y las aulas no podían permanecer ajenas a esas transformaciones. Es momento entonces, de emprender la tarea urgente y necesaria de registrar esos cambios y problematizarlos para poder comprender sus sentidos. De eso se trata la pedagogía, y esa sería nuestra tarea como pedagogos.
La nueva realidad educativa puso en el centro de la escena a las aulas, sus particularidades, los que las habitan, los modos de enseñar y aprender
En este trabajo, de la enormidad de aspectos que forman parte de la problemática educativa, apuntaremos a uno que consideramos central: el vínculo pedagógico, el particular vínculo que se da entre personas que encarnan los roles de enseñar y de aprender, lo que implica la circulación de un conocimiento entre ellas.