Los cambios globales suscitados en las últimas décadas han impactado fuertemente en el ámbito universitario; generando un proceso significativo de transformación, que nos obligan necesariamente a la reflexión y revisión de las formas de organización y también al replanteo de nuestra actividad cotidiana como docentes.
Caracterizan el escenario universitario actual, el acelerado avance y transformación del conocimiento, así como su rápida obsolescencia, la masificación de la educación superior y la consiguiente heterogeneidad del alumnado, a lo que debemos sumar la incorporación de nuevas TIC.
¿Por ello nos preguntamos cómo debería ser la enseñanza de la Historia de la Arquitectura entonces? y ¿Es útil la utilización del dispositivo didáctico del taller? La Historia de la Arquitectura no es aborda en todas las universidades de la misma forma ya que algunas siguen realizando una transmisión tradicional del saber.
En la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR, la enseñanza de la historia se realiza a través de la instrumentación de diferentes talleres.
En particular en “Taller de Historia de la Arquitectura” a cargo de la Dra. A. Brarda, está organizado para el desarrollo de tres asignaturas, Historia de la Arquitectura I, II, III, más dos materias optativas.
El plan de estudios que privilegia como campo de acción las particularidades de la arquitectura del país para luego vincularla con la configuración internacional.
Teniendo en cuenta este marco el taller al que pertenecemos, tiene la peculiaridad de abordar como primer el objeto de estudio la producción arquitectónica del ámbito local, Rosario, para luego extender la mirada, a la realidad tanto nacional, regional como internacional invirtiendo la mirada de la historiografía clásica.
La enseñanza está centrada en promover las habilidades competencias y la adquisición de y herramientas cognitivas del estudiante, y las intervenciones didácticas contribuyen a formar individuos con capacidad para insertarse crítica y creativamente en diferentes contextos sociales, con capacidad de autoaprendizaje y preocupación en su desarrollo personal acorde a la dinámica de cambio de su tiempo.
En dicho proceso se van resolviendo las situaciones que se le presentan y, en función de éstas, los estudiantes demandan al docente lo que necesitan para poder avanzar, o sea que este último trabaja a partir de la demanda del alumno casi como un curador.
Así el espacio taller se presenta como un buen “dispositivo pedagógico”, un organizador técnico que establece las condiciones para su puesta en práctica y realización: espacios, tiempos, recursos materiales y humanos, en síntesis, organiza acciones desde una lógica de complejidad no lineal.