Me gustaría comenzar realizando una breve reseña descriptiva de los hechos a partir de los cuales se va a desarrollar el presente trabajo. El 29 de junio de 1978 el militante de Montoneros Joaquín Areta, de 22 años, es secuestrado en una cita de la organización y pasa a integrar la lista de los detenidos-desaparecidos víctimas del accionar del terrorismo de Estado que asolaba entonces el país. Esa misma noche, su compañera, Adela Segarra, al ver que su esposo se demora en regresar, decide abandonar la casa que habitaban junto con su hijo de apenas un año y otro compañero, tal como indicaban las pautas de supervivencia de todo militante en la clandestinidad. Escapan con papeles de la organización y documentación personal que podría llegar a comprometerlos en caso de un allanamiento, entre esos papeles Adela se lleva una libreta de Joaquín en la que éste escribía poemas hasta poco antes del secuestro.
Tres poemas de la libreta fueron publicados por primera vez como parte del libro Palabra Viva, compilación con obras y biografías de 71 detenidos–desaparecidos editada por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) en 2005. El entonces presidente Néstor Kirchner fue invitado a presentar la antología en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Con ese motivo fue que seleccionó para leer un poema de Areta, “Quisiera que me recuerden”.
Ahora bien, ¿qué nos proponemos con esta breve introducción? Tal vez una cita de una entrevista realizada a Adela Segarra nos ayude a delimitar el problema que nos atañe:
«Hay una poesía de Joaquín llamada “Quién de nosotros será”, que es premonitoria. Parece escrita para Kirchner. Y a la vez, el escuchar “Quisiera que me recuerden” ahora, en la voz de Néstor después de su muerte, produce entre los dos un acto de simbiosis bastante fuerte y extraño. –No sólo eso, sino que estoy convencida de esa premonición. Porque a pesar de mi ateísmo, de verdad creo que Joaquín y Néstor se conectan en algún lado, se funden. Son señales que te va dando la vida, que te demuestran la existencia de esos encuentros, con cruces, con historias que se atraviesan» (Enzetti, 2013).
¿Puede la poesía ser premonitoria? ¿Qué es lo que une a Joaquín y a Néstor? ¿En qué plano se produce esta ‘simbiosis’? ¿En virtud de qué un acontecimiento es compatible con otro? ¿Qué alcances tiene pensar al sujeto como hijo de sus acontecimientos y no de sus obras?