La historia del exilio del MLN es en sí misma una zona de conflicto. Lo es para la memoria hegemónica de la organización, convertida en relato histórico, ya que no ha logrado incluir sus propias contradicciones y autocríticas como parte de los trayectos recorridos por cualquier organización política. Lo es para los análisis que se han desarrollado acerca de las razones del golpe de Estado en Uruguay que buscan alejar al MLN como factor desencadenante del mismo por los prejuicios que representa caer en la llamada “teoría de los dos demonios”; en muchos casos esto ha impedido que se incorpore al relato la existencia de la organización tupamara luego de 1972, que si bien se encontraba luchando por sobrevivir, se ha demostrado su activa presencia en el país y fuera de él en esos años.
Este trabajo ha pretendido acercarse a un fragmento de la historia reciente de los uruguayos que debieron transitar distintos caminos en el contexto del despliegue de distintas prácticas represivas por parte de terrorismo de Estado desarrollado por la dictadura. El Plan Cóndor generó el marco para que dichas prácticas se coordinaran con los gobiernos regionales y así, la persecución política no tuvo fronteras como tampoco las tuvo la solidaridad internacional y la coordinación entre los grupos políticos. El periplo del MLN es parte de esa historia, darle un lugar en el relato es democratizar la memoria y habilitar a que la historia –como disciplina– haga su trabajo.