Es la tarde del domingo 17 de mayo. Los territorios vulnerados evidencian sus carencias como la mejor escenografía para que el SARS-CoV-2 se luzca, descarado y avieso. Pero previsible: allí donde falta el agua, donde las ambulancias no entran. Donde no se descacharra y entonces llega el dengue. Veo el mensaje en el grupo de WhatsApp en donde nos avisan que se murió Ramona Medina, la militante de la Villa 31 de Retiro, en CABA. Murió por COVID-19. Reclamando por el acceso al agua en el barrio. Se murió pidiendo. Hasta el último día.
En los distintos grupos de las Brigadas Sanitarias de la Facultad de Ciencias Exactas, proponen llevar su nombre. La respuesta es unánime. A partir de ese domingo, somos el equipo de comunicación para la salud de las Brigadas Sanitarias Ramona Medina.