Poco más de diez años atrás, comenzamos una experiencia en el campo de la enseñanza/aprendizaje de la dimensión proyectual de la Arquitectura en el ámbito de un Taller Vertical (1ro. a 6to. + PFC) en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, con el objetivo de formar estudiantes de grado a partir de la intervención sobre preexistencias (significativas).
Esta última denominación es intencional respecto a la propuesta, ya que está orientada a ampliar el horizonte que habitualmente se atribuye a la idea de Patrimonio, al menos en sus aspectos institucionalizados (inventario, catalogación, declaratorias; entre otras).
Por otra parte, cada vez es más habitual que los encargos que se plantean a las arquitectas y a los arquitectos estén relacionados con estructuras preexistentes en un medio ya consolidado, poblado de referencias (y condicionamientos); convirtiéndose en una cuestión habitual en la práctica profesional las acciones de conservación, restauración y reconversión de obras de arquitectura que cumplieron –en términos programáticos, funcionales o materiales- un primer ciclo de vida.
Esta inclusividad no sólo responde, entonces, a un punto de vista patrimonialista “a secas”, sino que se hace necesaria a partir de perspectivas inherentes al aprovechamiento y a la racionalización de los recursos –tanto públicos como privadosy a la responsabilidad social de la Arquitectura.
El punto de partida fue entender a la Arquitectura como una disciplina/actividad que comprende un conjunto de valores, principios y conocimientos específicos desarrollados a través de la práctica. Esta práctica (proyectual, constructiva, reflexiva) deviene en testimonios materiales y simbólicos que cada generación aporta al desarrollo de su sociedad y su cultura, proyectándose potencialmente como herencia para las generaciones venideras.
Metodológicamente, entendemos que estos aspectos propios de la disciplina están tensados en tres direcciones que los mantienen en un equilibrio dinámico: hacia el compromiso presente con la sociedad y su cultura, hacia la transformación futura y hacia la memoria. Memoria material en tanto obras que expresan técnica, estética ó funcionalmente un momento del desarrollo disciplinar; memoria simbólica en tanto escenario de hechos significativos que festiva o traumáticamente atraviesan nuestra historia. Dos esferas que se funden en la resolución proyectual de intervenciones en obras que remiten a producciones singulares, autores referenciales, colectivos memorables e, incluso, a hechos atroces.