La deserción estudiantil es un tema que preocupa a la universidad. Una investigación del Centro de Estudios de Educación Argentina (CEA)-Universidad de Belgrano- sobre la evolución de la matrícula y la graduación señala que, entre el 2003 y el 2012 sólo egresaron tres de cada diez estudiantes. Por su parte, Cambours de Donini (s/f) informa que ocho de cada diez alumnos que egresan del secundario, esperan continuar estudios en el nivel superior, sin embargo, sólo el 60% de quienes ingresaron a la universidad se reinscribe en segundo año.
Estos datos, que en la estadística refieren al alumno como una categoría abstracta, se originan en jóvenes reales y nos llevan a preguntarnos, ¿qué pueden hacer los Servicios de Orientación frente a esta problemática? Con una mirada psicoeducativa, respondemos que un primer paso es entender la situación desde la experiencia de los estudiantes -aunque sin perder de vista la de los profesores-. En este sentido, un equipo de docentes-investigadoras1 indagamos sobre el Aprendizaje en la universidad, en el marco de proyectos de la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo (Morchio, dir., 2007-2009; 2009-2011; 2011-2013;2013-2015 y 2016-2018).
El objetivo general es identificar aspectos favorecedores y obstaculizadores del aprender en la universidad y llegar a planteos operativos para orientar a quien aprende y al mediador de sus procesos, un docente, un tutor. La información que aporta el alumno sobre el aprender en la práctica y en el contexto de su carrera es un elemento insustituible para comprender a qué distancia se encuentra de los desafíos que la universidad le plantea.