Los lípidos son un grupo diverso de moléculas que cumplen variadas funciones celulares que van desde formar parte de las membranas celulares, constituir una de las principales formas de reserva energética hasta intervenir en complejos sistemas de señalización celular. Desde el punto vista químico se los define como un grupo heterogéneo de moléculas que se caracterizan por ser solubles en solventes orgánicos y por presentar una baja solubilidad agua. Una descripción sobre los criterios y la clasificación de los lípidos comúnmente utilizada se puede consultar en el capítulo 8 del presente libro. La función y estructura química de los distintos tipos de lípidos pueden consultarse en los libros de texto de bioquímica (Lehninger, 2013).
Los lípidos, al igual que otras sustancias, experimentan fenómenos de partición al ser expuestos a mezclas de líquidos inmiscibles por los que presentan diferente afinidad. El concepto de partición implica la disolución y distribución de un compuesto de manera selectiva entre las dos fases de un sistema de solventes. Esta idea puede graficarse por la ley de Distribución o ley de Partición que establece que: Si a un sistema heterogéneo de dos fases líquidas se le agrega un tercer componente soluble en ambas fases este se distribuirá, en cada una de ellas, de forma tal que el cociente resultante de dividir las concentraciones en cada fase será una constante que solo dependerá de la temperatura. La distribución de un compuesto entre las fases responde a las diferencias de solubilidad que un compuesto presenta en cada una de dichas fases lo que refleja el grado de similitud en la estructura química del compuesto con una u otra fase.