Nos proponemos en este trabajo presentar, en el marco de lo que Alloa estima como la “crítica merleaupontyana de la transparencia”, y atendiendo a que cada una de las escansiones propuestas resulta complementaria de las otras, las implicancias para el pensamiento, la filosofía y el arte que dicha crítica promueve. Asimismo, revisaremos algunas reflexiones de Stéphanie Ménacé respecto del curso que Merleau-Ponty dictara en 1954-55 y que lleva por título “El problema de la pasividad: el sueño, el inconsciente, la memoria”, pues es, precisamente, la pasividad en la que el propio movimiento del pensamiento se inscribe, lo que debemos poner en conjunción con lo que aparece como contrario a la transparencia y la necesidad: la opacidad, la contingencia del mundo. A partir de estos análisis, sustentaremos la idea de que es el ámbito del arte el que resulta más propicio para mostrar la imposibilidad de una transparencia, que ha sido en la historia de la filosofía tan anhelada como imposible.